
Los árboles sirven como puntos de apoyo, estabilizan y airean el suelo, permitiendo que el agua sea absorbida.
Una franja reforestada de 8000 kilómetros puede cruzar África como una muralla verde para detener el avance de la desertificación, ayudar a mitigar el cambio climático y mejorar los medios de vida de millones de personas.